Desde el Pabellón Infantil de la Feria del Libro de Madrid reivindicamos el carácter abierto e inclusivo de la lectura como queda patente en las actividades que se vienen desarrollando a lo largos de estos primeros días de la feria.
Hace unos días tuvo lugar la sesión patrocinada por la asociación AG Bell International dirigida a sensibilizar y dar a conocer cómo las personas sordas y con problemas de audición pueden desarrollar una comunicación eficaz. Y ayer, durante todo el día, la ONCE fue la protagonista del Pabellón Infantil con la actividad denominada La cueva del tintero, desarrollada tanto en las sesiones de mañana con los centros escolares como en las de la tarde.
Las sesiones estuvieron a cargo de personal del Servicio bibliográfico de la ONCE, equipo encargado de adaptar en braille, en relieve y en audio, todos los textos que las personas afiliadas a la institución necesitan, preferentemente aquellos encaminados a favorecer la inclusión educativa o laboral. Este servicio, según se recoge en su página web, hace posible que “Leer en su concepción más amplia, leer lo más posible, en el formato que más nos guste; por placer, por estudios o por trabajo; en braille, en archivo digital, en sonido; mediante papel, línea braille, teléfono móvil, ordenador, tablet; en casa, en la escuela, de camino a la facultad o en un avión, del modo que más se ajuste a las necesidades del lector; para las personas ciegas o con deficiencia visual grave, es ya una realidad.”
Los asistentes a las diferentes sesiones que se desarrollaron a lo largo del día pudieron participar en una experiencia inmersiva que invita a ponerse en la piel de las personas con discapacidad visual y descubrir cómo ello no les impide acceder a las historias y disfrutan del placer de leer. Muchos fueron los niños y niñas de todas las edades que se enfrentaron a los retos del Guardián del Tintero.
Los encargados de la actividad desplegaron un gran juego que tenía como objetivo hacer conscientes a los niños sobre el modo en el que perciben el mundo las personas que tienen dificultades de visión. Reconocer texturas y explorar el código braille fueron las actividades centrales con las que los niños, en una tarea de equipo, jugaron y experimentaron, agudizando al máximo el sentido del tacto y la memoria táctil.
Al igual que la lectura es un medio para conocer cómo viven otros y acercarse a otras miradas, esta actividad permite también tomar conciencia sobre cómo otras personas perciben la realidad desarrollando otras capacidades.
Con una historia de intriga como hilo conductor, los participantes pudieron conocer los materiales de lectura que el Servicio Bibliográfico de la ONCE produce con el fin de facilitar el acceso de las personas ciegas y deficientes visuales a los contenidos culturales y educativos.
No hay muchos libros editados para niños en los que las texturas jueguen un papel protagonista, excepto en los dirigidos a bebés, pero esta experiencia de la ONCE demuestra que los niños también disfrutan con otras propuestas que les permiten acercarse a otras posibilidades de lectura del mundo más allá del código lingüístico.
Con esta invitación a leer abierta a todos la Feria del Libro de Madrid prosigue y a punto está ya de completar su primera semana. Queda este viernes por delante y un fin de semana que se promete ajetreado, divertido y sorprendente, plagado de buenas lecturas y repleto de interesantes propuestas recogidas en la agenda general y las específicas que componen el programa actividades del Pabellón Infantil.