Dice Alberto Manguel, echando mano de un viejo proverbio oriental, que si queremos atravesar un bosque es mejor no preguntar a quien sabe el camino directo porque si lo hacemos no nos perderemos. Este gran lector y actual director de la Biblioteca Nacional de Argentina reivindica así una nueva mirada al bosque; frente a su percepción como territorio lleno de peligros que hay que evitar contrapone su visión del mismo como espacio de descubrimiento en el que dejarse llevar por la curiosidad. Esta idea choca con la visión del bosque que la literatura, especialmente los cuentos infantiles, han ido forjando en el imaginario colectivo. También la curiosidad ha sido una actitud penalizada por la tradición; sabido es según recoge el refranero popular que fue la que mató al gato a pesar de sus siete vidas.
Compartimos con Manguel su mirada del bosque y por eso, evocando las forestas rumanas, el Pabellón Infantil en esta 77ª edición de la Feria del libro de Madrid ha querido presentarse como espacio abierto rodeado de árboles, reales unos, pintados, narrados, leídos o imaginados muchos otros, que han ido surgiendo a lo largo de estos días de las bocas y manos de narradores, de escritores e ilustradores, de niños y niñas, padres y madres, de todos, al fin, los que visitan el pabellón estos días.
Pablo Sánchez Herrero ha sido nuestro artista invitado, de cuyos pinceles han salido estos troncos y ramas que abrazan las paredes del Pabellón Infantil. Pablo ha fijado sobre los muros del pabellón la sombra de los árboles en las siluetas que trazó al comienzo de esta feria y poco a poco las ramas de todos estos árboles se han ido tupiendo con reseñas y recomendaciones de lectura, y dando cobijo también a gnomos, pájaros, enredaderas o vampiros. El bosque que rodea el Pabellón Infantil de la Feria del libro de Madrid se ha ido poblando de criaturas que salen de la fantasía y de la mano de los visitantes que recorren las casetas buscando su libro.
El bosque se enriquece con las particulares miradas de los lectores que nos visitan, al igual que la lectura alimenta la imaginación y los sueños de los lectores. También potencia nuestra curiosidad y despierta las ganas de ser nosotros mismos escritores e ilustradores. Por eso, cuando en el Pabellón Infantil entregamos un rotulador a los lectores, en ellos se disparan las ganas de crear. Algunos se lo piensan más pero otros, de pronto, se lanzan a dibujar algo complejo que parecían guardar desde hacía tiempo dentro de su cabeza. Porque, como dice el ilustrador Adolfo Serra, el bosque no solo está fuera, el bosque está dentro de cada uno de nosotros y lo sacamos, a la menor ocasión, si nos brindan la oportunidad de hacerlo.
No olvides que el bosque del Pabellón Infantil de la Feria del Libro de Madrid te espera para que también lo hagas un poco tuyo. Aún tienes varios días para dejar tu impronta en las ramas de estos árboles literarios. Entre todos construimos mil y una maneras de imaginar el bosque, con palabras e imágenes.