El programa de visitas de grupos escolares ha acercado un años más a varios centenares de alumnos de Educación Infantil y Primaria a la 77ª Feria del Libro de Madrid. Más de treinta sesiones se han venido desarrollando desde el comienzo de la feria hasta ayer viernes, día en el que se recibieron los últimos grupos.
Uno de los aspectos más importantes de este tipo de eventos es su efecto catalizador y esa función de propiciar conexiones entre distintos ámbitos que trascienden en muchos casos al propio periodo de su celebración. La feria es, ante todo, un espacio de encuentro, de los lectores con los libros, fundamentalmente, y también con sus autores, escritores, ilustradores y traductores; las librerías y las editoriales ganan visibilidad y al salir a la calle toman un contacto más directo con la comunidad de lectores. También las bibliotecas toman parte, más directa o indirectamente en esta fiesta y en estos días muchas son las familias que se acercan al parque del Retiro y que en el Pabellón Infantil leen juntas y comparten historias. Así ocurre también con la escuela, el otro eje fundamental en la labor de promoción de la lectura entre niños y jóvenes.
En las mañanas del Pabellón Infantil, estos niños y niñas acompañados de sus profesores han podido tomar contacto con escritores, ilustradores y narradores como Mónica Carretero, Ledicia Costas, Raquel Díez, Alejandra Fernández Mingorance, Ana Cristina Herreros, Rocío Martínez, Margarita del Mazo, Nico Naranjo, Álvaro Núñez, Adolfo Serra, y María Luisa Torcida o Lili cuentacuentos.
Aprovechamos la ocasión para hablar ahora con Anahí Muñoz, la narradora que cada mañana ha sido la encargada de recibir a los grupos escolares en el Pabellón Infantil de la FLM con los cuentos relacionados con el tema central de la Feria. Su voz, con marcado acento argentino envuelve a los niños y niñas más pequeños que no pierden hilo de la narración, salpicada de música y canciones.
¿Cuál es tu repertorio y en función de qué lo eliges?
Mi repertorio es variado, lo escojo tratando de adecuar los cuentos a las edades a las que me dirijo. Elijo cuentos que me gusten, que me gusten las palabras seleccionadas para contar la historia. También me importan las ilustraciones y desde ahí lo enriquezco para buscar una voz propia. Eso se traduce en un canto, en la elección de un instrumento para contagiar el clima de un cuento, o solo con el trabajo de la voz. Dependiendo de las edades recurro más a historias contadas a través de los álbumes ilustrados y para mayores, busco en la tradición oral de diferentes culturas. Leyendas que escuché o leí.
¿Cuál es tu público favorito?
Ha ido cambiando con los años. El público infantil lo fue al principio. Los niños pequeños se sorprenden con un gesto, un silencio, una palabra… pero le estoy tomando gusto a contar para niños mayores entre diez y doce años. Estos niños ya no oyen en su casa narraciones en voz alta y sin embargo he comprobado que escuchan con mucho gusto. Y como “quien bien escucha, bien lee”… creo que va a ser interesante este camino en el que estoy trabajando.
¿Has contado para adultos?
He contado poco. Cuando me inicié en la narración los horarios de espectáculos para adultos no encajaban en mi vida familiar. Estaba cuidando de mi hijo y la vida nocturna para realizar estas sesiones no se adecuaba a mi momento.
¿Cómo preparas tus sesiones de narración?
Depende. Si se trata de un álbum me dejo llevar por lo que ya contiene el libro. Lo leo muchas veces, lo miro más. Trato de seguir la propuesta que ya hay en el libro, la que han hecho los autores y también el editor. Hay textos que me suenan a canción y los convierto en canción y otros que no, que solo tengo que jugar con la cadencia de las palabras.
¿Te grabas previamente contando y te escuchas?
Todo el tiempo. Es un modo natural de trabajar para oírte, encontrar las palabras, situar los silencios, buscando los puntos donde se puede esperar una respuesta de los oyentes, acelerar… me grabo no tanto en video sino más con la voz.
Aunque vienes del teatro, tu narración se apoya más en la voz…
Sí me apoyo más en la voz, aunque también trabajo las expresiones, la gestualidad, el movimiento corporal.
¿Tienes referentes en el ámbito de la narración?
Boni Ofogo es un narrador que me gusta mucho y del que siempre aprendo. También de mi madre, la voz de mi madre en mi infancia me ha marcado.
¿Tienes algún autor que te gustaría llevarlo a la narración o que te haya resultado un desafío?
Lo fue Saramago con la Flor más bonita del mundo. Conté ese cuento adaptando solo algunos términos del vocabulario pero conseguí hacerme con un texto que no era sencillo llevarlo al terreno de la oralidad. También con el cuento de A. Gramsci de este año: El ratón y la montaña, parecía un texto muy literario pero he conseguido llevarlo a mi terreno y he comprobado cómo ha interesado a los más pequeños.
Gracias a los autores y narradores que han pasado por las mañanas del pabellón Infantil, y también al profesorado de los centros educativos madrileños por el interés que demuestran cada año por esta programación y el esfuerzo que realizan por hacer posible que tantos niños y niñas tengan espacios vivos de lectura.