En su 81ª edición la Feria acude a la Asamblea de Madrid para reivindicar su importancia en la industria cultural española
La Feria del Libro de Madrid ha hecho acto de presencia por primera vez en la Asamblea de Madrid a través de la comparecencia de su nueva directora, Eva Orúe, en la Comisión de Cultura celebrada este martes, en la que ha reclamado el apoyo de las instituciones políticas madrileñas.
La Feria de esta 81ª edición, cuyo lema «Hojea el mundo» está dedicado al viaje, sale de su enclave habitual para celebrar su arranque y llega hasta el parlamento autonómico madrileño para recordar a las instituciones que el evento cultural más importante del país está preparado para acoger a visitantes procedentes de todas partes, también, de fuera de la Comunidad.
Orúe ha advertido durante su intervención de que «el apoyo en bloque de los partidos políticos que en esta Asamblea representan a los ciudadanos de Madrid es capital para nosotros si queremos mantener y potenciar la trascendencia de un evento cultural que, créanme, tiene relevancia internacional y lleva el nombre de Madrid a medio mundo».
La última edición de la Feria plena, la de 2019, recibió 2.300.000 visitas, de las cuales, en torno al 25%, fueron procedentes de fuera de la ciudad de Madrid, es decir, del resto de la Comunidad y de otras provincias españolas. Esta 81ª edición se consagra como la más grande en tamaño, con 378 casetas y más de 400 expositores, y se espera que también en afluencia de público, autores, ventas y eco cultural del siglo XXI.
En este sentido, la directora de la Feria ha hecho hincapié durante su intervención en el evidente impacto económico que tiene la que ha calificado como la feria popular del libro más grande del mundo para el sector, que llega a ocupar a casi 50.000 trabajadores y, en su última edición, recaudó más de 10 millones de euros.
Por su parte, la diputada socialista, Manuela Villa, ha destacado que la Feria «además de ser un espacio de venta de libros, es un evento popular que concita a un número espectacular de visitantes en 17 días, similar al que registran otros espacios culturales de la capital durante todo el año. Tras las últimas crisis, las pequeñas editoriales y librerías esperan como un balón de oxígeno este momento del año para impulsar sus negocios en uno de los eventos culturales más apreciados por el público».
Desde el grupo parlamentario popular, el diputado Juan Soler-Espiauba se ha referido a la Feria como uno de los hitos sociales de la Comunidad de Madrid, y a su juicio, «un espacio que tiene unas posibilidades extraordinarias de acercar la amplia propuesta de editores y autores a toda la sociedad, entre ellas, la del libro infantil».
El diputado de Unidas Podemos, Serigne Mbayé, confía en que, ahora que la situación sanitaria ha mejorado y las administraciones han relajado las medidas de contención de la covid-19, esta edición de la Feria sea, por fin, un símbolo de recuperación del sector cultural y no se repitan las colas y aglomeraciones que desanimaron a los lectores en el año pasado.
Desde Vox, Gonzalo Babé ha pedido a la directora de la Feria que gestione una edición alejada del adoctrinamiento ideológico, sin el «sectarismo feminista» que puede ejercerse, a su parecer, a través de actividades como el homenaje de Almudena Grandes, programado para el próximo 11 de junio.
La diputada de Más Madrid, Jazmín Beirak, ha defendido la celebración del homenaje al tiempo que ha suscrito las palabras de Orúe, quien ha explicado que «Almudena Grandes era la Feria» por la gran labor que hacía acudiendo a firmar en pequeñas librerías.